jueves, 10 de mayo de 2007

Abril 2007

hoy te miraste en el espejo y te fue triste estabas...
La Enamorada A. P.

-Bien amiga, te convertiste en abanico.

-¿Querés café?

-El Tiempo.

-Estoy salvaje.

-Quiero El Tiempo.

Me río -abrite más que no veo.

Te estirás toda, sacudida, barajada, cabeza hacia atrás. Saco una del medio
-extreno en mayo- cerrás los ojos, no te gusta esperar - cinco de corazones- te mezclás. Mezcla, mezcla, mezcla. Te desparramás por la mesa (suspiro profundo mío, dolor de cabeza...o no). Desbarajada pecho arriba mirás la cajita con pánico.

-Quedate quieta. Siempre llegás para interrumpirme el solitario.

-Begonia.

-Basta.

-Beg...basto.

Te miro con hambre. Estiro la palma de mi mano -¿la ves? Date vuelta- cuando estás toda boca abajo y temblando, apoyo el dedo -esta.

-Ahora vas a girarme, a verme, a ponerme un nombre, un nuevo nombre, marcada a los pies por una punta doblada...

-A la caja.

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Me vuelvo autoritaria. Corro hacia el baño. Hoy te extraño. Espejo. Extraño tu dedo meñique.
Desde acá se la siente vibrando en la caja de cartón sobre la mesa. Quizá cuando vuelvo no está. Alguien se la llevaría y jugaría con ella. Como yo.
Vuelvo.

Abro un poco y espío: le brillan los ojitos, le crece la parte blanca, frunce el ceño y la naríz. La dejo caer y vuelve a ser un abanico en mi mesa. El futuro.

-Ex xacto. Cortame que ya viene- te corto. Una vez más.
Te dividís en partes iguales.

-Pero no sos toda igual.

-Girame.

-...es que...tremolaré mis manos, y así volvera, la amada, taaaaannnn amaaaaaadaa...

-Begonia.

-¿Qué?

-Girame ahora.

¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨

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